El ser humano es un fregadero
que se traga la mierda
y no somos otra cosa
que lo que comemos
El ser humano es un autobús
lleno de gente
al que le sudan las puertas y al conductor se la suda la gente
A mi me suda todo menos
lo que me tiene que sudar
Aquel día no estabas
y no iba a esperarte
ahora no tengo dedos
¿Quieres que sudemos?
Mi madre me dice
que últimamente estoy
de malhumor
y yo la he dicho
que he cambiado
de marca de tabaco
como si excusase
por qué ahora fumo más
pero se me siguen
cayendo los pulmones
y me pinto los jueves
los labios de rojo
Sabes,
te odio tanto que mientras vomito
te dedico mi canción favorita
y luego me voy a comprar lencería
que no te voy a enseñar
pero tampoco
me voy a acordar de ti
No me voy a reír
porque no me vas
a volver a ver
aplastándome los dientes
Pero te van a contar
que me han crecido
geranios debajo de las bragas
(y no voy a quedar contigo
en primavera)
ni en otoño
ni en verano
ni siquiera en invierno
Cuando estés andando
medio borracho
y te digan que ahora soy feliz
(no te lo vas a creer)
y me vas a llamar
(y yo tampoco me lo creo)
pero no te lo voy a coger
porque me he cambiado
de número
y todas las páginas amarillas
están debajo de un retrete
Y dentro de un año
no me voy a reconocer la voz
porque ahora estoy viva
y enamorada
y antes estaba muerta.
Cuando piensas que todo esta perdido , inevitablemente la ausencia acaba gritando por si sola, marcharse se convierte en la crónica de una muerte anunciada y te das cuenta de que a veces decir adiós es tan necesario como decir " te estaba esperando"
Cien mil inviernos son la despedida, el encuentro, y la espera hasta que decidas abrir los ojos y darte cuenta de que a pesar de todo yo siempre estoy aquí.
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CIEN MIL INVIERNOS 